jueves, 28 de noviembre de 2019

05a2. LA NARRATIVA DESDE 1939 HASTA LOS AÑOS 70

LA NARRATIVA DESDE 1939 HASTA LOS AÑOS 70
LOS PRIMEROS AÑOS DE POSGUERRA.
En 1939 el panorama cultural es desolador; muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por la presión de la censura, que impide que se pueda expresar una denuncia explícita. Así, tras las tendencias subjetivistas de la deshumanización del arte, los escritores de los 40 tuvieron que acudir a la tradición realista como punto de arranque.
La literatura en el exilio
Autores como Ramón J. Sender (Requiem por un campesino español), Max Aub (Josep Torres Campalans), Francisco Ayala (Muertes de perro), Rosa Chacel (La sinrazón), quienes al acabar la guerra marchan al exilio por su apoyo a la República. Su obra se realiza al margen de la literatura que se hace en España y, en general, tratan con insistencia sobre el tema de la guerra.
La narrativa de los vencedores
La novela experimentó un resurgimiento más cuantitativo que cualitativo y buena parte de los novelistas se encuentran del lado de los vencedores, lo que se nota en la orientación ideológica de sus obras. Podemos citar a Agustín de Foxá (Madrid de corte a checa), Ignacio Agustí o Gironella.
Cada una de las décadas estará marcada por una tendencia dominante.

AÑOS 40
Tremendismo
La publicación de La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela inicia el tremendismo, narrativa cuya base de su contenido es la violencia y los aspectos más desagradables y brutales de la realidad. La familia de Pascual Duarte narra un cúmulo de crímenes y de atrocidades que parecen verosímiles por el tipo de protagonista y por el ambiente. Como un nuevo pícaro, Pascual Duarte narra su biografía para que entendamos cómo ha llegado a ser un condenado a muerte.
Novela existencial
Lo existencial se convierte en uno de los temas fundamentales de la narrativa. Paralelamente a lo que ocurre en la poesía desarraigada, la desorientación, la hostilidad de la vida y la angustia marcan los motivos de parte de la novela de estos años.
Podemos mencionar Nada de Carmen Laforet (1944, Premio Nadal). La trama, con un estilo desnudo y triste, recoge hechos cotidianos de su vida, inmersa en la incomunicación y el desencanto. También La sombra del ciprés es alargada (1947 ) de Miguel Delibes, novela impregnada de preocupaciones existencialistas, como la obsesión por la muerte y por la infelicidad, con una honda religiosidad.

AÑOS 50 (Realismo social o neorrealismo)
Para muchos La Colmena (1951) de Cela es un precedente de la novela social. En estos años la función de la literatura será informar al lector de lo que no aparece en los medios. Aunque la censura continua los autores pretenden reflejar la situación. Según la forma de hacerlo se pueden diferenciar dos tendendias: el objetivismo y el realismo crítico.
Características de estas corrientes son, por ejemplo, el narrador en 3ª persona y el gran uso del diálogo que ocupará un lugar preeminente. La estructura será sencilla, narración lineal, y la acción se concentra en un corto espacio de tiempo (un día o menos: El Jarama). Se preferirá el personaje colectivo (La colmena) y se rechaza la novela psicológica.
Los principales temas que se abordan son: la vida en el campo, el mundo del trabajo, la burguesía, novelas de tema urbano.
Objetivismo
Se centra en los problemas del hombre como ser individual (la soledad, la frustración...) Recibe influencia del cine. Ejemplos son Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, 1956; novela conductista; crónica de un día de domingo de un grupo de jóvenes junto al río Jarama), Carmen Martín Gaite ("Entre visillos"), Ana Maria Matute (Primera Memoria) e Ignacio Aldecoa, (El fulgor y la sangre), .
Realismo crítico
Se centra en los problemas de los grupos sociales (la novela como instrumento político para concienciar al público). Señalaremos La zanja de Alfonso Grosso, novela cargada de denuncia y crítica con la realidad española del momento. Otros son Jesús Fernández Santos ("Los bravos", 1954), Jesús López Pacheco (Central eléctrica), Juan García Hortelano ( "Nuevas amistades", 1959, "Tormenta de verano"); Armando López Salinas ("La mina")

AÑOS 60 (La preocupación social y la experimentación)
Durante la década de los sesenta se detecta un cierto agotamiento del realismo social y ya no se pretende sólo denunciar la situación social, sino que hay una clara evolución hacia la experimentación y la renovación. Entre las novedades podremos encontrar el perspectivismo argumental, el monólogo interior o los continuos saltos hacia atrás o hacia delante en el argumento. Las novedades no afectan sólo al argumento o la estructura, también a la ortografía, ya que algunos autores suprimen los signos de puntuación, o los párrafos, y es frecuente que se mezclen los géneros. De este modo las novelas pasan a ser más complejas y experimentales, quizás dirigidas a un lector con mejor preparación intelectual que en los años cincuenta. Los escritores españoles serán influidos por los autores europeos (Proust, Kafka, Joyce), norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) o latinoamericanos (Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez).
Dos novelas son consideradas los modelos de las nuevas tendencias: Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos y Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo. A estas podemos añadir Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé, Volverás a región de Juan Benet.

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